martes, 2 de septiembre de 2008

Cuando no relaja ni lo que relaja

Esperaba en el vestuario a que la clase anterior a la mía terminara, me escondía tras La República de Platón para evitar todo tipo de small talk con los despreciables seres que como yo concurren al más snob y pretencioso curso de yoga.
Dos mujeres en sus tempranos treinta entran al recinto auto-proclamándose "locas de mierda", debido a mis últimos videos subidos en youtube (ver más abajo) me causó gracia la coincidencia. Decía una de ellas "es que yo no disfruto de ser una loca de mierda, yoga, terapia, nada alcanza, mi marido ya no me soporta". Hablaban fuerte esperando ser interlocutadas, no tuvieron suerte, y yo sólo pensaba: "si salís a la calle con ese jogging y ese corte de pelo, no te importa nada, y por lo tanto, no tenés tantos problemas, querida".
La clase empezó con pranayama (complejos ejercicios de respiración). Yo no sé respirar. En el momento en que concientizo esta primordial acción me quedó sin aire. Decía la sargento/profesora: "relajen el estómago, expándanlo, ahí no tiene que haber ningún tipo de tensión". Lo único que sentía era la bola de angustia que del pecho había bajado al diafragma y no se iba. Previo a ahogarme dejé caer dos lágrimas y aflojó un poco el nudo, pero no seguí con el ejercicio, esperé a que llegara el mantra.
Al terminar, todos acordaron en la importancia de haber empezado con pranayama para establecer un ritmo de respiración más acorde a la clase y poder despejarse así de la velocidad de la rutina diaria. "Yo no sé respirar, así que no la pasé muy bien". Silencio. La profesora dijo: "sí Malena, te ví, te pones mal, te agarra claustrofobia".
En el vestuario las que se habían autoproclamado locas de mierda al llegar, comenzaron a dar cátedra sobra la experiencia majestuosa que significaba el pranayama, sobre cómo uno se va del cuerpo para elevarse a un nivel bla bla bla. Qué saben estas hijas de puta sobre estar desquiciada. Y la de rulos se animó a decirme "es la primera vez que venís?" "No, vengo hace años, pero soy una loca de mierda". Y se quedó callada, porque a mamá mona con bananas verdes, no eh. Me hubiese gustado decirle "¿y vos? ¿hace cuánto que decidiste ser mujer? Te sale bastante bien, estuve buscandote la pija y las bolas toda la clase y nada, no las encontré, pero que cara de choma que tenés Chris Miró", opté, sin embargo, por irme con mi pequeña gloria.

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