viernes, 30 de enero de 2009

Miguel Calderon

"Bad Road" 1998


"Attack" 1998

"Mmm dónde he visto estos cuadros antes" estará maquinando. ¿No puede ubicarlos exactamente, verdad? y sin embargo los conoce... Le doy unos segundos.........Sí, está en lo cierto. Los ha visto previamente en el departamento de Eli Cash, el personaje de Owen Wilson en Los excéntricos Tenenbaums.

El autor de estos cuadros, Miguel Calderón, ideó esta serie inspirado por una entrevista que vio en televisión. Se trataba de cinco hermanos que se escondían en un parque nacional de México para acechar a desprevenidas parejas. El fraternal grupo atacaba al hombre asfixiándolo con una bolsa y luego violaba a su mujer. Lo que impresionó a Calderón del relato de estos hombre fue el afecto sincero y constante que se demostraban entre ellos durante la entrevista.
La serie se llamó Aggressively Mediocre y fue expuesta en la Andrea Rosen Gallery, en Nueva York. En sus orígenes la obra fue pensada en fotografías, pero Calderón no quedó conforme con este primer resultado. Las imágenes se veían ridículas y burdamente cómicas. Por esto decide cambiar el soporte y le da las fotos a un pintor de caballos para que las retrate. Consigue así una violencia palpable junto a un humor kitsch intelectualizado, el típico movimiento campy que no deja de acosar a la posmodernidad (categoría que no existe pero la uso peyorativamente para describir todo lo que vino después de Warhol).
Calderon fantaseaba con que su obra fuera comprada por un narcotraficante para poder luego visitarlo y sacarle fotos junto a los cuadros. Pero nos confiesa que haber ido al cine y ver sus pinturas en una pelicula de Wess Anderson, quien compró sus obras en la galería, le satisfizo lo mismo.

domingo, 25 de enero de 2009

Los judíos nazis

Los judíos nazis tomaban gin tonic con pepino y se desvivían en una conversación entre Faulkner y un músico indi-country-folk de fama indiscernible... Uno de ellos llevaba cartera, el otro presentaba en su apariencia un claro debate entre Johny cash y Elvis Costelo... Ante la mirada atónita de las alcohólicas de mis amigas, quienes sufrían por la imposibilidad de nombrar aquella bebida, no pude más que preguntar sobre el pepino en sus vasos, vaya sorpresa al descubrir la cualidad mágica: el trago, impunemente, sabía a melón.
El judío nazi de la cartera se muñía de un manifiesto para conseguir -si se me permite la categoría- minitas. Una decena de mandamientos infalibles de los que pude rescatar sólo dos:

1. Ocuparse de exisitir
2. Demuéstrele al "significant other" que no le preocupa perderlo.

Mi ex se hizo presente en la vereda de enfrente y no titubeó en representarme una vez más su mediocre melodrama de Polka. Como hijo de la escuela de Suar me sobreactuaba un abrazo (¿qué puedo esperar de la clase media de flores venida a menos? ¿una a charla sobre expresionismo alemán?). Sumidos ahora en la simplona escena, él era, claramente, el actor de reparto que no puede llorar en el momento indicado, pero que consigue, a pesar de todo, que las lágrimas permanezcan amenazantes en los ojos, a punto de rebalsar.
Mientras volvía a la mesa reconocía finalmente el acting pauperrimo, constante y shamefull de mi querido ex.

And in his eyes you see nothing
no sign of love behind the tears
cryed for no one

De vuelta en la mesa los judíos nazis se reían de la paparruchada de siquiera considerar como algo a semejante sujeto, sin problemas lo reabutizaron ya que su apellido, su origen, no era worthy de ser mencionado correctamente y muy amablemebte conjeturaron una maldición para "Pirikirisky":

"Olvídese de ese paparulo, aunque buen actor dista de ser encantador... Pasará siete años sin hacer nada para finalmente malograrse una participacíon en la remake de Alta comedia por canal 7."